Hace ya unos años tuve la fortuna de tomar contacto por primera vez con el enfoque transformativo a través de la lectura de “La promesa de mediación”. En aquel momento encontré francamente inspiradora la propuesta de trabajo que allí se ofrecía a los mediadores. También resultaban provocadores sus lineamientos y fundamentos comparados con la forma tradicional en la que los mediadores nos habíamos formado. Sin embargo y a pesar de ello, debo reconocer que me atemorizó llevar a la práctica ese enfoque de trabajo donde se proponía una intervención del mediador no directiva en cuanto al contenido y al problema que las partes traían a la mediación y una actitud mucho menos conductiva respecto del clásico rol que entendíamos teníamos los mediadores como responsables en la conducción del proceso. Pero la mayor sorpresa se presentaba al percibir que no aparecía la obtención del acuerdo como fin último u objetivo central de la mediación… Que extraño sonaba esto, sobre todo en los contextos donde la mediación se implementó como política de Estado para descongestionar los Tribunales. ¡¡Justamente para alcanzar ese fin era necesario que las mediaciones finalizaran con acuerdos!.

“la mayor sorpresa en la toma de contacto con la mediación transformativa se presenta al percibir que el acuerdo no es el fin más importante”

Con el paso del tiempo (o mejor dicho horas, audiencias y casos de mediación) comencé a darme cuenta que en numerosas ocasiones la gente finalizaba un proceso de mediación sin alcanzar un acuerdo, pero habiendo podido obtener diversos productos y beneficios durante su participación en el mismo. Estos “beneficios” eran inclusive muchas veces para las partes más importantes que el poder acordar o no sobre el objeto o cuestión por la cual habían iniciado la mediación. Los participantes, al retirarse de la mediación agradecían el espacio brindado y la oportunidad de haber podido reflexionar sobre determinadas situaciones, haber sido escuchados (tanto por la otra parte como por el mediador), haber podido clarificar los aspectos que consideraban relevantes en juego en la cuestión, identificado y evaluado los diversos escenarios posibles que se les presentaban y el impacto que estos tendrían sobre sus necesidades, haber generado y/o dispuesto de la información necesaria para tomar decisiones, entre otras tantas cosas.

“los beneficios obtenidos por el enfoque transformativo pasa por haber podido reflexionar sobre determinadas situaciones, haber sido escuchados, haber podido clarificar aspectos relevantes y evaluado diferentes escenarios, entre otros”

En función de lo expuesto anteriormente, ocurría a menudo que se iban sin un acuerdo pero habiendo fortalecido su autoestima, su capacidad para transitar el conflicto y de tomar decisiones.

Al mismo tiempo también observé, que muchas mediaciones finalizaban con acuerdo pero las partes se llevaban muy poco de lo expresado anteriormente. De hecho, con el tiempo me di cuenta que si las partes iban poco a poco obteniendo estos “beneficios”,  el acuerdo -si era viable para ellos- finalmente llegaba y era generalmente un acuerdo más firme, sustentable y satisfactorio. Pero a la inversa, cuando se lograba un acuerdo rápido (por ejemplo, bajo una influencia mayor del mediador o con la intervención de los abogados pero con escasa participación de las partes en las conversaciones) no solo no había forma que ocurrieran las situaciones valoradas por las partes descritas previamente, sino que el acuerdo era mucho más frágil, menos sustentable y mucho más pobre en términos de satisfacción para ellas.

“Me di cuenta que cuando se logra un acuerdo rápido, el acuerdo era mucho más frágil, menos sustentable y mucho más pobre en términos de satisfacción para ellas”

En los últimos años, tuve la fortuna, el honor y el enorme disfrute de poder ahondar la comprensión del enfoque de la mediación transformativa compartiendo extensas e invalorables charlas y momentos de aprendizaje de la mano de uno de sus principales referentes,  Joseph Folger. Profesor, amigo y  definitivamente responsable de un profundo cambio en lo que hace a cambios en mi práctica profesional de la mediación (vale aclarar que los errores producto de esta práctica son y serán solamente propios).   En oportunidad de acompañarlo en el desarrollo de una conferencia, le escuche explicar el motivo por el cual titularon “La Promesa de mediación” al libro escrito y publicado originalmente en los Estados Unidos. Si bien la mediación ofrecía diversos beneficios en su aplicación para la sociedad, en términos generales se había echado mano del método para que la sociedad pudiera resolver conflictos y evitar el inicio de procesos judiciales. La “promesa” estaba incumplida y la mediación había quedado en deuda con la sociedad.

 

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“Compartir con Joseph Folger, padre de la mediación transformativa, charlas y momentos de aprendizaje extensos, hace definitivo un cambio profundo en lo que a mi práctica en mediación se refiere”

En ese momento comprendí que, de un modo semejante, las Políticas Públicas Estatales promovieron en distintos países de Latinoamérica la mediación con el objetivo principal de lograr la descongestión de los abarrotados Servicios de Justicia. A tales fines los Programas de mediacion en los que muchos mediadores trabajamos (no solo en Argentina sino en Iberoamérica en general) han buscado y requieren de la realización de acuerdos. De este modo se ha conducido al instituto de la mediación a recorrer el mismo camino que en los Estados Unidos. Entre los principales motivos para la implementación del instituto como Política Pública se vislumbraba que las personas pudieran aprovechar mecanismos de resolución de conflictos más democráticos,  devolverle protagonismo a los actores de la disputa,  que pudieran desarrollar habilidades comunicacionales para el manejo de los conflictos y que pudieran replicarlas fuera de la mediación entre las mismas partes o con terceros, generar sociedades más maduras en el manejo de las diferencias y menos dependientes de terceros que intervengan imponiendo decisiones.

La mediación esta siendo desarrollada por mediadores que mayormente entienden que su función es ayudar a las partes a que solucionen los problemas y por lo tanto sus intervenciones están orientadas casi de modo excluyente  a que estás logren un acuerdo. Cuanto más nos focalizamos en ello, menos espacio le brindamos a las partes para aprovechar las oportunidades que ofrece la mediación,  limitando cada vez más la esencia de la mediación que radica en la autoderminación de las partes.

En razón de todo lo expuesto redimensione la propuesta y el enfoque de la mediación transformativa, ya no solamente como un posible modelo de mediación que oriente nuestras intervenciones como terceros neutrales, sino como un necesario cambio en el enfoque respecto a los objetivos y modo en el que los mediadores  desarrollamos nuestro trabajo, que le permita a la mediación recuperar todo lo que oportunamente “prometió”, mucho más que un mecanismo para que la gente solucione sus problemas rápidamente evitando un juicio. Un espacio para mejorar la interacción comunicacional, desarrollar habilidades que se puedan replicar fuera de ese espacio para práctica de la mediación con características esenciales y definitorias únicas como instituto.  Probablemente para muchos mediadores esto no implique un profundo cambio en el modo de trabajar sino simplemente una toma de conciencia de lo que intuían o un sinceramiento respecto de la adopción definitiva de un enfoque de trabajo que tiene mucho mas que ver con lo que a diario intentamos trabajar con las partes en mediación y la visión que tenemos de nuestras propias intervenciones, objetivos y rol.

Hoy sin temor y después de casi 25 años de práctica, creo que es refrescante y totalmente necesario abordar los procesos con un enfoque transformativo. Si creemos en la autoderminación de las partes y el poder humanizante del dialogo como características esenciales y diferenciadoras de la mediación, el modelo transformativo apunta a sostener y preservar esos valores.

 

Gustavo Fariña

 

23-24 DE MAYO EN BARCELONA

ENTRENAMIENTO EN MEDIACIÓN TRANSFORMATIVA

¡QUIERO ASISTIR!